SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA. Lo acá publicado está bajo la protección del Art. 19 de la Declaración de Derechos Humanos, que estipula: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión".
miércoles, 2 de abril de 2025
LEGIÓN PATRICIOS DE BUENOS AIRES. 1982 - 2 de abril - 2025 43° aniversario del conflicto del Atlántico Sur día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas- Difunde en colaboración Legionario de Patricios, Dr Carlos Gustavo Lavado Roqué Lascano, descendiene de Guerreros y Próceres de la Independencia Argentina y Sudamericana
¡ LAS ISLAS MALVINAS SON Y SERÁN, SIEMPRE, ARGENTINAS !
Grande abrazo Malvinero y Patricio.
Dr Alejandro Estrugamou Secretario
Lic Julio Vicente Uriburu Presidente
sábado, 29 de marzo de 2025
"WOKISMO": Estertor final de la Revolución anticristiana YOUTUBE. Soberana Compañía de Loyola
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jueves, 20 de marzo de 2025
Adolfo Nicolás, el Papa Negro que reconcilió a los jesuitas con el Vaticano. Se interesó por los ideales y bendijo a la Soberana Compañía de Loyola
El "Papa Negro" es el apodo que se le da al
Superior General de la Compañía de Jesús, es decir, al líder de los
jesuitas. El término se usa por la sotana negra que visten y su influencia
en la Iglesia.
PRIOR GENERAL
PRIMER OFICIAL DE "COMUNICACIONES"
DIPLOMADO EN "DEFENSA NACIONAL"
DE LA GENDARMERÍA
Y ÚNICO PRESIDENTE DEL
CENTRO DE SU CENTRO DE EGRESADOS
SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA
cuartelmaestre@gmail.com
martes, 18 de marzo de 2025
Legado de un General Jesuita. En memoria de Adolfo Nicolás Pachón S.J.
A la edad de 84 años falleció en Japón el padre Adolfo Nicolás Pachón S.J., anterior Prepósito General de la Compañía de Jesús.
En estos tiempos de incertidumbre por la
emergencia de la COVID-19 es bueno, como homenaje y ejercicio de esperanza y
compromiso, volver a recordar y meditar las reflexiones que el padre Adolfo
Nicolás, entonces General de los jesuitas, pronunció en la Universidad
Iberoamericana Ciudad de México durante la reunión de universidades jesuitas en
abril de 2010, en donde refirió los retos de la globalización a la educación
superior jesuita, desafíos que siguen vigentes toda vez se ha incrementado el
grado de dificultad de los problemas humanos y sociales por resolver.
En su mensaje estuvo presente la sencillez característica del modo ignaciano de proceder, más dispuesta a escuchar y aprender que a pontificar recetas desde las alturas de la autoridad.
Así, Adolfo Nicolás, como en los Ejercicios Espirituales, propuso a los representantes de las universidades tres puntos para reflexionar, meditar y llevar a la práctica: promover el pensamiento y la imaginación; redescubrir e implementar en las nuevas condiciones mundiales la universalidad de la educación jesuita; y renovar el compromiso de la Compañía de Jesús con el trabajo universitario.
Superficialidad
que mutila el pensamiento
El entonces General señaló que un efecto
negativo de la globalización es la superficialidad, que no entraña una afrenta
contra las tecnologías de la información y la comunicación, que tantos
beneficios como incontables contribuciones prodigan a la humanidad del siglo
XXI.
Pero observó que todos hemos experimentado esa globalización de la superficialidad y sus secuelas en los miles de jóvenes confiados a nuestras instituciones educativas.
“Cuando uno tiene acceso a tanta
información tan rápido y fácilmente, cuando se pueden expresar y publicar las
reacciones en forma tan inmediata, cuando la última columna de opinión de The
New York Times o de El País, o el nuevo
video, pueden difundirse con rapidez inusitada a todas las personas en la mitad
de todo el mundo; entonces, el proceso de pensamiento crítico realmente llega a
entrar en cortocircuito”. Una realidad que ahora padecemos ante la propagación,
muchas veces mal intencionada, de falsas noticias a propósito del COVID-19.
Adolfo Nicolás recordó que cuando era
provincial un grupo de profesores le manifestaba que Internet es maravillosa,
pero que desde entonces dedicaban menos tiempo a leer, pensar y discernir. Y
remató su ejemplo aduciendo: “si esto acontece a los docentes, ¿qué podemos
esperar de los estudiantes?”.
La superficialidad, continuó, detona el reinado del fundamentalismo y el fanatismo, además de imposibilitar la compasión por el sufrimiento de los otros, perdiéndose la posibilidad de comprometerse con la realidad. Tan es así que “un profesor en Estados Unidos me dijo que prefería tener entre sus estudiantes a un comunista convencido, un ateo convencido o un musulmán convencido; eso en lugar de jóvenes sin ninguna convicción, para quienes todo da lo mismo porque no les importa la filosofía ni nada que los lleve a la discusión ni a situaciones de aprendizaje”.
Profundidad de pensamiento e imaginación como antídotos
En su mensaje, Adolfo
Nicolás indicó que el reto de las universidades jesuitas consistía en promover
nuevas formas de activar el pensamiento crítico y la imaginación, las marcas
distintivas de la educación ignaciana desde sus orígenes. De hecho “el autor de
un estudio sobre educación afirmaba que San Ignacio apoyó y quería una
educación basada en los clásicos, porque los clásicos capacitan y entrenan la
imaginación”, es probable que el padre Nicolás (quien incluyó entre los
clásicos a la sabiduría de los pueblos originarios que deben estar presentes en
la formación de los estudiantes), se refiriera al gran estudio de John W.
O’Malley, sobre los primeros jesuitas, porque este autor destaca la síntesis
entre lo clásico y lo moderno que será sello distintivo de la propuesta
educativa jesuita.
La educación jesuita comprende e integra el
rigor intelectual con la reflexión sobre la realidad junto con la imaginación
creativa para trabajar en dirección de construir una sociedad más humana,
justa, sustentable y que incluya al mundo fracturado de los pobres.
El padre Nicolás Pachón interpeló a todos los rectores y colaboradores con la pregunta, todavía oportuna, sobre cuántos estudiantes de las universidades jesuitas salen de ella con competencia profesional y con la experiencia de tener en alguna forma esa profundidad del compromiso con la realidad.
Además, cuestionó, qué podemos hacer para que como
educadores jesuitas no incrementemos exponencialmente el mundo con titulados
“en superficialidades ilustradas”.
En esta dirección, propuso que nuestro
trabajo educativo, y el de los estudiantes, debería poder evaluarse mediante
criterios como el desempeño y preguntarnos si profesores y estudiantes
colaboran con nosotros cuando nos involucramos en la defensa de la fe y la
promoción de la justicia o cuando tenemos conflictos con los gobiernos y eso
pudiera traducirse en que los beneficios económicos y aspiracionales se vean
menguados.
También reconoció que las universidades
jesuitas todavía no toman suficiente ventaja de todas las oportunidades que
ofrece el mundo globalizado en lo que atañe a trabajar conjuntamente entre
instituciones diferentes pero que tienen que encarar desde la implementación
operativa de redes internacionales la universalización de problemas
universales: educación pública, derechos humanos y de género, paz,
reconciliación, protección ambiental y diálogo interreligioso.
Aquella mañana, en un concurrido auditorio José Sánchez Villaseñor, el entonces Padre General Adolfo Nicolás recomendó a las universidades jesuitas buscar formas más creativas de compartir con los excluidos los frutos de nuestras investigaciones.
Y nos invitó a renovar el
compromiso con la tradición jesuita, en donde lo intelectual y académico es
mediador entre la fe y la cultura, como un medio para salir al paso de la
secularización y el fundamentalismo a través del diálogo entre esos dos
ámbitos, un servicio que ha sido distintivo de la labor educativa de los
jesuitas de todos los tiempos.
Unos meses antes de ser inmolado por el odio, Monseñor Óscar Romero dijo en una de sus homilías que el consuelo del predicador es que la palabra queda, más si está escrita.
La persona y su voz desaparecen, pero el mensaje si ha sido auténtico y comprometido con la humanidad buscará perdurar en los corazones e inteligencias que lo hayan querido acoger como brújula para orientar el sentido de su caminar por este mundo.
Que estas reflexiones del padre Adolfo Nicolás Pachón, ahora que ha
partido, nos ayuden a nosotros a continuar nuestro camino, y fortalezcan
nuestro compromiso universitario con la esperanza, el amor y, sobre, todo con
la justicia al estilo propio en que lo hace una universidad jesuita.
Delineando el futuro por P. Adolfo Nicolás, S.J.
Carta a todos los jesuitas del Padre General de la
Compañía de Jesús, Arturo Sosa, S.J.
SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA
cuartelmaestre@gmail.com
CLUB DEL PROGRESO. 2 DE ABRIL - DÍA DEL VETERANO Y DE LOS CAÍDOS EN LA GUERRA DE MALVINAS Difunde en colaboración Legionario de Patricios, Dr Carlos Gustavo Lavado Roqué Lascano, descendiene de Guerreros y Próceres de la Independencia Argentina y Sudamericana
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