Prior General, del latín prior, es decir, “el primero”, es un puesto de autoridad de gobierno, observado en el caso de las órdenes militares es el superior dentro de una comunidad «Prior quasi primus inter alios» (en español, «Prior como el primero entre otros»).
La Inmaculada Concepción, de Francisco Rizi -
Museo de la Trinidad – Madrid
Cada 8 de diciembre la Iglesia Católica
celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
Se trata de una celebración de enorme trascendencia para los cristianos,
en la que se recuerda, con gratitud y alegría, el designio divino por el que la
Madre de Jesús quedó preservada del pecado original desde el momento mismo de
su concepción.
En el mundo católico, la Inmaculada Concepción es fiesta de guardar y en
muchos calendarios, especialmente de América Latina, se considera feriado civil
y religioso.
Dogma
Todo ser humano desde que es invitado a la existencia lleva sobre sí la
carga del ‘pecado original’, cometido por nuestros primeros padres, Adán y Eva.
María, por el contrario, en el preciso momento del inicio de su vida, fue
preservada de dicha carga y protegida del mal que ingresó al mundo, como
consecuencia del uso indebido de la libertad humana. Ella quedó limpia de esa
falta que solo puede ser absuelta por la gracia del bautismo en virtud a que
sería Madre del Salvador.
Que María goce de tal privilegio es solo entendible dentro del marco del
plan divino de la salvación. Y es en virtud de dicho plan, cuyo centro es
Cristo, que la Inmaculada Concepción de nuestra Madre resulta un dato imposible
de ser soslayado; por eso, la Iglesia ha tenido a bien erigirlo como dogma de
fe: todo católico está obligado a creer y defender esta certeza, preservada por
la Iglesia como don único.
La Iglesia ha preservado desde sus inicios la certeza de que María es
“Inmaculada”, es decir, en ella no hay mancha alguna a causa del pecado.
Es a mediados del siglo XIX que el Papa Pío IX, después de recibir
numerosos pedidos de obispos y fieles de todo el mundo, en comunión plena con
toda la Iglesia, proclamó la bula Ineffabilis Deus [Dios
inefable] con la que queda decretado este dogma mariano:
“Que la doctrina que sostiene que la Beatísima Virgen María fue
preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de
su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención
a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por
Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los
fieles..." (Pío IX, Ineffabilis Deus).
El día elegido para la proclamación del dogma de la Inmaculada
Concepción fue el 8 de diciembre de 1854. En aquella ocasión, desde Roma fueron
enviadas cientos de palomas mensajeras portando el texto con la gran noticia.
Se afirma que unos 400 mil templos católicos alrededor del mundo repicaron
campanas en honor a la Madre de Dios.
Unos tres años después (1857), en Lourdes (Francia), la Virgen María se
le apareció en repetidas oportunidades a una humilde pastorcita, Santa
Bernardita Soubirous. En una de ellas se presentó a sí misma con estas
palabras: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
Actualmente son miles las iglesias y capillas -distribuidas en los cinco
continentes- que están dedicadas a “la Inmaculada”; y millones los fieles que
le profesan a Ella particular devoción.
GRANDE ABRAZO
PATRICIO y MARIANO
Lic. Julio Vicente Uriburu
Presidente
Dr. Alejandro Estrugamou
Secretario
San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.