Sus nombres eran Juan Bautista Velásquez, Esteban Maya, Melquiades Ramírez de Sonsón, Eugenio Ramírez, Rubén de Jesús López, Arturo Ayala y Gaspar Páez Perdomo de Tello.
Ellos se encontraban estudiando y
trabajando en territorio español cuando el conflicto estalló. Habitualmente los
religiosos se dedicaban a asistir a personas con enfermedades mentales o en
estado de abandono.