La Caballería:
la Fuerza Armada al servicio de la
Verdad Desarmada. R.P. Alfredo Sáenz S.J.
Aprendí que no podía forzar la comunión con Dios y que el trato espiritual directo con las personas era útil para ellas, y a mi me aportaba alegría.
Con todo, la ascesis siguió siendo importante pero la entendí cada vez más como respuesta a todo lo que Dios ya me había regalado y como posibilidad de colaborar con Dios, siempre y cuando él tratara de prepararse para tal colaboración.
Contra los excesos ascéticos
recomiendo una y otra vez la moderación y la medida, y me remito al principio
de la adaptación a cada persona, ser prudente.
San Ignacio de Loyola